Blindenmond /Luna de ciegos

Blindenmond /Luna de ciegos von Burghardt,  Juana, Burghardt,  Tobias, Hernández-D'Jesús,  Enrique, Roca,  Juan Manuel
JUAN MANUEL ROCA wurde am 29. Dezember 1946 in Medellín geboren. In seiner Kindheit lebte er vorübergehend in Madrid und Mexiko-Stadt, weil sein Vater im diplomatischen Dienst tätig war. Zurückgekehrt nach Bogotá, beendete er in der kolumbianischen Hauptstadt seine Schulzeit und ging 1965 wieder in seine Geburtsstadt, wo er in ein Philosophiestudium hineinschnupperte und sich doch lieber der Literatur verschrieb. So gründete er 1972 mit den Dichtern Fernando del Río, Raúl Henao und Fernando Rendón die Zeitschrift „Clave de sol“ und veröffentlichte im Jahr darauf sein Debüt „Memoria del agua“ (Erinnerung des Wassers). 1975 zog es ihn wieder nach Bogotá, wo er die Kunstgalerie „Artes Galería“ leitete und als Kurator Ausstellungen kolumbianischer und internationaler Künstler betreute. 1979 wurde er Bibliotheksdirektor der Casa de Antioquia in Bogotá und sein vierter Gedichtband „Señal de cuervos“ (Wink der Raben) mit dem Nationalen Poesiepreis der Universität Antioquia, Medellín, gewürdigt. Von 1989 bis 1999 leitete er die Literaturbeilage Magazín Dominical der kolumbianischen Tageszeitung El Espectador. 1993 wurde er mit dem Landespreis für Journalismus Simón Bolívar ausgezeichnet. Neben Gedichten schreibt er Essays, Kritiken, Interviews, Reportagen, mitunter auch über Fußball, Chroniken, Erzählungen und Romane. 2002 gründet er mit dem kubanischen Dichter Alberto Rodríguez Tosca und der kolumbianischen Grafikerin Mariela Agudelo die Kulturzeitung La sangrada escritura. 2003 erschien sein Romandebüt „Esa maldita costumbre de morir“ (Diese verflixte Gewohnheit des Sterbens), das sogleich zu den Finalisten des Romanpreises Rómulo Gallegos gehörte. 2004 erhielt er für seinen jüngsten Lyrikband „Las Hipótesis de Nadie“ (Vermutungen über Niemand) den Poesiepreis des kolumbianischen Kulturministeriums. Ein Dreh- und Angelpunkt der Lyrikszene Kolumbiens und Lateinamerikas ist Juan Manuel Roca, der seit 1986 regelmäßig Poesiewerkstätten in der Casa de Poesía Silva in Bogotá leitet, gerne seine Gedichte mit Grafiken kolumbianischer Künstler veröffentlicht und bei den Internationalen Poesiefestivals in Lateinamerika und Europa ein hochgeschätzter Dichtergast ist. Seine Gedichte wurden zudem ins Englische, Französische, Griechische, Italienische, Japanische, Niederländische, Portugiesische, Rumänische, Russische und Schwedische übersetzt. 2007 würdigte man sein Werkschaffen mit dem angesehenen Poesiepreis José Lezama Lima der Casa de las Américas in Havanna und mit dem Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval in Mexiko. Germán Espinosa, der kolumbianische Romancier, schrieb zutreffend über ihn, daß „er den ewigen Frühling jedes großen Künstlers besitzt, er ist – unter unseren gegenwärtigen Dichtern – der DICHTER“. Erste übersetzte Gedichtproben von Juan Manuel Roca in der Frankfurter Allgemeinen Zeitung, der Neuen Zürcher Zeitung und der Lyrikzeitschrift Park (Heft 55/56) fanden ein ebenso positives Echo, das wir nun dieser zweisprachigen Auswahl wünschen. ¡Salud! Tobias Burghardt (Biogramm) IX Premio Casa de América de Poesía 2009 (España) Juan Manuel Roca, poeta colombiano, para más señas de la provincia antioqueña nacido en 1946, es el ganador de la IX edición del Premio Casa de América de Poesía fallado el pasado 16 de mayo en Granada, por su poemario Biblia de Pobres. Para celebrarlo he llevado una semana conmigo su Cantar de lejanía, publicado en el año 2005 por el Fondo de cultura económica mexicano con prólogo de Gonzalo Rojas y epilogo de Manuel Borrás, he cargado con el liviano Violín para Chagall, con su Luna de ciegos y sus Testamentos, el más reciente de todos. Mientras revisito su poesía vuelven a mi memoria aquellos encuentros con otros poetas una generación más joven y el creciente número de lectores de poesía que acudíamos a la Universidad de Antioquia o a la biblioteca de Comfenalco en pos de la nombradía colectiva más fehaciente. Entonces gratitud y admiración nos reunía en torno a la obra poética de Juan Manuel, a la sazón con tres títulos (Señal de Cuervos, Luna de ciegos, Los ladrones nocturnos) donde coraje y lealtad cumplían la doble devoción de testimonio y creación. En la memoria conjunta nos alertaba con apacible sorna su epigrama del poder, Con coronas de nieve bajo el sol /Cruzan los reyes; o secretamente algunas mujeres nos sentíamos convocadas a limar el filo insidioso de algunos de sus días: Estoy tan solo, amor, que a mi cuarto/ Sólo sube, peldaño tras peldaño/ la vieja escalera que traquea. O la difícil crónica del miedo, relente añoso de una oscura historia humana que en Colombia ha llegado a simas de pavor no creíbles (o que no se quieren creer) aún por el resto del mundo, pese a las masivas y tenebrosas evidencias. Su trabajo particularmente humanista y literario, se vio enriquecido en el desempeño como coordinador del Magazín (dominical) –publicación cultural de El Espectador-, donde campeaba una crítica rigurosa en la exploración y difusión de la actividad artística, científica y filosófica que alimentó el movimiento social en Colombia a tono con el resto del mundo. Junto con Marisol Cano, ejerció un periodismo cultural que hizo época entre los años 80 y parte de los 90 y le hizo merecedor del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1993. De entonces datan sus arengas o monólogos que le encaminaron al encuentro de los parajes ubicuos donde se pasea con toda libertad el maestro colectivo, Nadie, el interlocutor más idóneo, el mejor cómplice. En muchos de los poemas de Roca el paisaje se estrena, como hablando a alguien que ha perdido la vista; recuentos de estancias desde la visión de un pintor que en vez de pincel y oleos, témperas o acrílicos usa el lenguaje, fecundado con mezclas inauditas, contrastes y retos de matices. Buscando la carne del lenguaje lo ha amalgamado descubriéndole propiedades. Leo a Roca y veo la danza febril de unos dedos de escultor maniático, para quien los guijarros de la argamasa son los giros hacia una ironía mitigadora del delirio. Por momentos se toma el tiempo para endurecer lo dúctil y encontrarle sonido a lo que se expresa con rumor, silbido, estruendo, jadeo, crujido o resonancia, como si alguien hubiera roto un collar de falsas perlas,/ a las puertas de la tarde se desata el granizo. Haciendo expansivos rastreos sea en lo frondoso del paisaje dando sonido a las sombras o liberando el aroma de la hierba; sea en el receloso corazón humano donde el miedo de abrir es aldaba. Como si se hubiese atribuido la misión de traer los museos legendarios a sus poemas para un pueblo que de otra manera no los conocería, mantiene una tozuda plática con esos ingenios universales especie de gramáticos embadurnados de sustancias cromáticas a cambio de glosarios para nombrar el espectro de rostros humanos de ángeles a demonios. Lecciones de arte fabuladas que nos hablan del último pintor bizantino Giovanni Cimabue y su alumno Giotto; de Brueghel y su maestro Hieronymus Bosch; de Van Gogh y Gauguin; de Goya, Modigliani, Max Ernst, Munch, y de muchos otros rastreadores melancólicos deslumbrados por la perfección plástica. Juan Manuel ha explicado que esta veta temática se debe más “a un azar que a un asunto programático, pues son muy fuertes los lazos, cosidos con hilo de cáñamo, que existen entre la imaginería poética y la imaginería pictórica”. Se llega a sus libros a una relectura de literatura y realidad con sus hitos alegóricos (Job, Sherezada, Macbeth, Mefisto, Charlot, Pedro Páramo) como a una tertulia y título a título ya no sólo con creadores, sino con afiladores, bailarinas, pandilleros, anticuarios, relojeros, adivinos, picapedreros y hasta con el viejo drogo, el sol o el no menos triunfante polvo. Todos videntes, ciegos o mudos, oficiantes visibles, y por supuesto Nadie, reunidos en el ritual del amanuense que como dice la votación por mayoría del jurado de Casa de América de Poesía tiene el dominio formal, la sólida estructura de la obra y la variedad de registros en la aproximación lírica a la realidad. Roca ha recibido numerosos premios de poesía, entre los que cuales están el Premio Nacional de Poesía Ministerio de Cultura 2004, el Premio José Lezama Lima otorgado por la Casa de las Américas y el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval en 2007 en lo que lleva corrido el milenio. Algunos de sus libros son: Memoria del agua (1973); Luna de ciegos (1975); Los ladrones nocturnos (1977); Señal de cuervos (1979); Fabulario real (1980); Ciudadano de la noche (1989, 2001, 2003); Pavana con el diablo (1990); Prosa reunida (1993); La farmacia del ángel (1995); Tertulia de ausentes (1998); Las hipótesis de Nadie (2005 y 2006); Testamentos (2008). Entre las publicaciones en otras lenguas hay que mencionar Korpens tecken, Ed. Simón Editor con traducción al sueco de María Kallin y Víctor Rojas; y Blindenmond – Luna de Ciegos, Ed. Delta traducción al alemán de Jona y Tobias Burghardt. Ángela García, mayo, malmö 2009
Aktualisiert: 2023-06-01
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Blindenmond /Luna de ciegos

Blindenmond /Luna de ciegos von Burghardt,  Juana, Burghardt,  Tobias, Hernández-D'Jesús,  Enrique, Roca,  Juan Manuel
JUAN MANUEL ROCA wurde am 29. Dezember 1946 in Medellín geboren. In seiner Kindheit lebte er vorübergehend in Madrid und Mexiko-Stadt, weil sein Vater im diplomatischen Dienst tätig war. Zurückgekehrt nach Bogotá, beendete er in der kolumbianischen Hauptstadt seine Schulzeit und ging 1965 wieder in seine Geburtsstadt, wo er in ein Philosophiestudium hineinschnupperte und sich doch lieber der Literatur verschrieb. So gründete er 1972 mit den Dichtern Fernando del Río, Raúl Henao und Fernando Rendón die Zeitschrift „Clave de sol“ und veröffentlichte im Jahr darauf sein Debüt „Memoria del agua“ (Erinnerung des Wassers). 1975 zog es ihn wieder nach Bogotá, wo er die Kunstgalerie „Artes Galería“ leitete und als Kurator Ausstellungen kolumbianischer und internationaler Künstler betreute. 1979 wurde er Bibliotheksdirektor der Casa de Antioquia in Bogotá und sein vierter Gedichtband „Señal de cuervos“ (Wink der Raben) mit dem Nationalen Poesiepreis der Universität Antioquia, Medellín, gewürdigt. Von 1989 bis 1999 leitete er die Literaturbeilage Magazín Dominical der kolumbianischen Tageszeitung El Espectador. 1993 wurde er mit dem Landespreis für Journalismus Simón Bolívar ausgezeichnet. Neben Gedichten schreibt er Essays, Kritiken, Interviews, Reportagen, mitunter auch über Fußball, Chroniken, Erzählungen und Romane. 2002 gründet er mit dem kubanischen Dichter Alberto Rodríguez Tosca und der kolumbianischen Grafikerin Mariela Agudelo die Kulturzeitung La sangrada escritura. 2003 erschien sein Romandebüt „Esa maldita costumbre de morir“ (Diese verflixte Gewohnheit des Sterbens), das sogleich zu den Finalisten des Romanpreises Rómulo Gallegos gehörte. 2004 erhielt er für seinen jüngsten Lyrikband „Las Hipótesis de Nadie“ (Vermutungen über Niemand) den Poesiepreis des kolumbianischen Kulturministeriums. Ein Dreh- und Angelpunkt der Lyrikszene Kolumbiens und Lateinamerikas ist Juan Manuel Roca, der seit 1986 regelmäßig Poesiewerkstätten in der Casa de Poesía Silva in Bogotá leitet, gerne seine Gedichte mit Grafiken kolumbianischer Künstler veröffentlicht und bei den Internationalen Poesiefestivals in Lateinamerika und Europa ein hochgeschätzter Dichtergast ist. Seine Gedichte wurden zudem ins Englische, Französische, Griechische, Italienische, Japanische, Niederländische, Portugiesische, Rumänische, Russische und Schwedische übersetzt. 2007 würdigte man sein Werkschaffen mit dem angesehenen Poesiepreis José Lezama Lima der Casa de las Américas in Havanna und mit dem Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval in Mexiko. Germán Espinosa, der kolumbianische Romancier, schrieb zutreffend über ihn, daß „er den ewigen Frühling jedes großen Künstlers besitzt, er ist – unter unseren gegenwärtigen Dichtern – der DICHTER“. Erste übersetzte Gedichtproben von Juan Manuel Roca in der Frankfurter Allgemeinen Zeitung, der Neuen Zürcher Zeitung und der Lyrikzeitschrift Park (Heft 55/56) fanden ein ebenso positives Echo, das wir nun dieser zweisprachigen Auswahl wünschen. ¡Salud! Tobias Burghardt (Biogramm) IX Premio Casa de América de Poesía 2009 (España) Juan Manuel Roca, poeta colombiano, para más señas de la provincia antioqueña nacido en 1946, es el ganador de la IX edición del Premio Casa de América de Poesía fallado el pasado 16 de mayo en Granada, por su poemario Biblia de Pobres. Para celebrarlo he llevado una semana conmigo su Cantar de lejanía, publicado en el año 2005 por el Fondo de cultura económica mexicano con prólogo de Gonzalo Rojas y epilogo de Manuel Borrás, he cargado con el liviano Violín para Chagall, con su Luna de ciegos y sus Testamentos, el más reciente de todos. Mientras revisito su poesía vuelven a mi memoria aquellos encuentros con otros poetas una generación más joven y el creciente número de lectores de poesía que acudíamos a la Universidad de Antioquia o a la biblioteca de Comfenalco en pos de la nombradía colectiva más fehaciente. Entonces gratitud y admiración nos reunía en torno a la obra poética de Juan Manuel, a la sazón con tres títulos (Señal de Cuervos, Luna de ciegos, Los ladrones nocturnos) donde coraje y lealtad cumplían la doble devoción de testimonio y creación. En la memoria conjunta nos alertaba con apacible sorna su epigrama del poder, Con coronas de nieve bajo el sol /Cruzan los reyes; o secretamente algunas mujeres nos sentíamos convocadas a limar el filo insidioso de algunos de sus días: Estoy tan solo, amor, que a mi cuarto/ Sólo sube, peldaño tras peldaño/ la vieja escalera que traquea. O la difícil crónica del miedo, relente añoso de una oscura historia humana que en Colombia ha llegado a simas de pavor no creíbles (o que no se quieren creer) aún por el resto del mundo, pese a las masivas y tenebrosas evidencias. Su trabajo particularmente humanista y literario, se vio enriquecido en el desempeño como coordinador del Magazín (dominical) –publicación cultural de El Espectador-, donde campeaba una crítica rigurosa en la exploración y difusión de la actividad artística, científica y filosófica que alimentó el movimiento social en Colombia a tono con el resto del mundo. Junto con Marisol Cano, ejerció un periodismo cultural que hizo época entre los años 80 y parte de los 90 y le hizo merecedor del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1993. De entonces datan sus arengas o monólogos que le encaminaron al encuentro de los parajes ubicuos donde se pasea con toda libertad el maestro colectivo, Nadie, el interlocutor más idóneo, el mejor cómplice. En muchos de los poemas de Roca el paisaje se estrena, como hablando a alguien que ha perdido la vista; recuentos de estancias desde la visión de un pintor que en vez de pincel y oleos, témperas o acrílicos usa el lenguaje, fecundado con mezclas inauditas, contrastes y retos de matices. Buscando la carne del lenguaje lo ha amalgamado descubriéndole propiedades. Leo a Roca y veo la danza febril de unos dedos de escultor maniático, para quien los guijarros de la argamasa son los giros hacia una ironía mitigadora del delirio. Por momentos se toma el tiempo para endurecer lo dúctil y encontrarle sonido a lo que se expresa con rumor, silbido, estruendo, jadeo, crujido o resonancia, como si alguien hubiera roto un collar de falsas perlas,/ a las puertas de la tarde se desata el granizo. Haciendo expansivos rastreos sea en lo frondoso del paisaje dando sonido a las sombras o liberando el aroma de la hierba; sea en el receloso corazón humano donde el miedo de abrir es aldaba. Como si se hubiese atribuido la misión de traer los museos legendarios a sus poemas para un pueblo que de otra manera no los conocería, mantiene una tozuda plática con esos ingenios universales especie de gramáticos embadurnados de sustancias cromáticas a cambio de glosarios para nombrar el espectro de rostros humanos de ángeles a demonios. Lecciones de arte fabuladas que nos hablan del último pintor bizantino Giovanni Cimabue y su alumno Giotto; de Brueghel y su maestro Hieronymus Bosch; de Van Gogh y Gauguin; de Goya, Modigliani, Max Ernst, Munch, y de muchos otros rastreadores melancólicos deslumbrados por la perfección plástica. Juan Manuel ha explicado que esta veta temática se debe más “a un azar que a un asunto programático, pues son muy fuertes los lazos, cosidos con hilo de cáñamo, que existen entre la imaginería poética y la imaginería pictórica”. Se llega a sus libros a una relectura de literatura y realidad con sus hitos alegóricos (Job, Sherezada, Macbeth, Mefisto, Charlot, Pedro Páramo) como a una tertulia y título a título ya no sólo con creadores, sino con afiladores, bailarinas, pandilleros, anticuarios, relojeros, adivinos, picapedreros y hasta con el viejo drogo, el sol o el no menos triunfante polvo. Todos videntes, ciegos o mudos, oficiantes visibles, y por supuesto Nadie, reunidos en el ritual del amanuense que como dice la votación por mayoría del jurado de Casa de América de Poesía tiene el dominio formal, la sólida estructura de la obra y la variedad de registros en la aproximación lírica a la realidad. Roca ha recibido numerosos premios de poesía, entre los que cuales están el Premio Nacional de Poesía Ministerio de Cultura 2004, el Premio José Lezama Lima otorgado por la Casa de las Américas y el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval en 2007 en lo que lleva corrido el milenio. Algunos de sus libros son: Memoria del agua (1973); Luna de ciegos (1975); Los ladrones nocturnos (1977); Señal de cuervos (1979); Fabulario real (1980); Ciudadano de la noche (1989, 2001, 2003); Pavana con el diablo (1990); Prosa reunida (1993); La farmacia del ángel (1995); Tertulia de ausentes (1998); Las hipótesis de Nadie (2005 y 2006); Testamentos (2008). Entre las publicaciones en otras lenguas hay que mencionar Korpens tecken, Ed. Simón Editor con traducción al sueco de María Kallin y Víctor Rojas; y Blindenmond – Luna de Ciegos, Ed. Delta traducción al alemán de Jona y Tobias Burghardt. Ángela García, mayo, malmö 2009
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Blindenmond /Luna de ciegos

Blindenmond /Luna de ciegos von Burghardt,  Juana, Burghardt,  Tobias, Hernández-D'Jesús,  Enrique, Roca,  Juan M
JUAN MANUEL ROCA wurde am 29. Dezember 1946 in Medellín geboren. In seiner Kindheit lebte er vorübergehend in Madrid und Mexiko-Stadt, weil sein Vater im diplomatischen Dienst tätig war. Zurückgekehrt nach Bogotá, beendete er in der kolumbianischen Hauptstadt seine Schulzeit und ging 1965 wieder in seine Geburtsstadt, wo er in ein Philosophiestudium hineinschnupperte und sich doch lieber der Literatur verschrieb. So gründete er 1972 mit den Dichtern Fernando del Río, Raúl Henao und Fernando Rendón die Zeitschrift „Clave de sol“ und veröffentlichte im Jahr darauf sein Debüt „Memoria del agua“ (Erinnerung des Wassers). 1975 zog es ihn wieder nach Bogotá, wo er die Kunstgalerie „Artes Galería“ leitete und als Kurator Ausstellungen kolumbianischer und internationaler Künstler betreute. 1979 wurde er Bibliotheksdirektor der Casa de Antioquia in Bogotá und sein vierter Gedichtband „Señal de cuervos“ (Wink der Raben) mit dem Nationalen Poesiepreis der Universität Antioquia, Medellín, gewürdigt. Von 1989 bis 1999 leitete er die Literaturbeilage Magazín Dominical der kolumbianischen Tageszeitung El Espectador. 1993 wurde er mit dem Landespreis für Journalismus Simón Bolívar ausgezeichnet. Neben Gedichten schreibt er Essays, Kritiken, Interviews, Reportagen, mitunter auch über Fußball, Chroniken, Erzählungen und Romane. 2002 gründet er mit dem kubanischen Dichter Alberto Rodríguez Tosca und der kolumbianischen Grafikerin Mariela Agudelo die Kulturzeitung La sangrada escritura. 2003 erschien sein Romandebüt „Esa maldita costumbre de morir“ (Diese verflixte Gewohnheit des Sterbens), das sogleich zu den Finalisten des Romanpreises Rómulo Gallegos gehörte. 2004 erhielt er für seinen jüngsten Lyrikband „Las Hipótesis de Nadie“ (Vermutungen über Niemand) den Poesiepreis des kolumbianischen Kulturministeriums. Ein Dreh- und Angelpunkt der Lyrikszene Kolumbiens und Lateinamerikas ist Juan Manuel Roca, der seit 1986 regelmäßig Poesiewerkstätten in der Casa de Poesía Silva in Bogotá leitet, gerne seine Gedichte mit Grafiken kolumbianischer Künstler veröffentlicht und bei den Internationalen Poesiefestivals in Lateinamerika und Europa ein hochgeschätzter Dichtergast ist. Seine Gedichte wurden zudem ins Englische, Französische, Griechische, Italienische, Japanische, Niederländische, Portugiesische, Rumänische, Russische und Schwedische übersetzt. 2007 würdigte man sein Werkschaffen mit dem angesehenen Poesiepreis José Lezama Lima der Casa de las Américas in Havanna und mit dem Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval in Mexiko. Germán Espinosa, der kolumbianische Romancier, schrieb zutreffend über ihn, daß „er den ewigen Frühling jedes großen Künstlers besitzt, er ist – unter unseren gegenwärtigen Dichtern – der DICHTER“. Erste übersetzte Gedichtproben von Juan Manuel Roca in der Frankfurter Allgemeinen Zeitung, der Neuen Zürcher Zeitung und der Lyrikzeitschrift Park (Heft 55/56) fanden ein ebenso positives Echo, das wir nun dieser zweisprachigen Auswahl wünschen. ¡Salud! Tobias Burghardt (Biogramm) IX Premio Casa de América de Poesía 2009 (España) Juan Manuel Roca, poeta colombiano, para más señas de la provincia antioqueña nacido en 1946, es el ganador de la IX edición del Premio Casa de América de Poesía fallado el pasado 16 de mayo en Granada, por su poemario Biblia de Pobres. Para celebrarlo he llevado una semana conmigo su Cantar de lejanía, publicado en el año 2005 por el Fondo de cultura económica mexicano con prólogo de Gonzalo Rojas y epilogo de Manuel Borrás, he cargado con el liviano Violín para Chagall, con su Luna de ciegos y sus Testamentos, el más reciente de todos. Mientras revisito su poesía vuelven a mi memoria aquellos encuentros con otros poetas una generación más joven y el creciente número de lectores de poesía que acudíamos a la Universidad de Antioquia o a la biblioteca de Comfenalco en pos de la nombradía colectiva más fehaciente. Entonces gratitud y admiración nos reunía en torno a la obra poética de Juan Manuel, a la sazón con tres títulos (Señal de Cuervos, Luna de ciegos, Los ladrones nocturnos) donde coraje y lealtad cumplían la doble devoción de testimonio y creación. En la memoria conjunta nos alertaba con apacible sorna su epigrama del poder, Con coronas de nieve bajo el sol /Cruzan los reyes; o secretamente algunas mujeres nos sentíamos convocadas a limar el filo insidioso de algunos de sus días: Estoy tan solo, amor, que a mi cuarto/ Sólo sube, peldaño tras peldaño/ la vieja escalera que traquea. O la difícil crónica del miedo, relente añoso de una oscura historia humana que en Colombia ha llegado a simas de pavor no creíbles (o que no se quieren creer) aún por el resto del mundo, pese a las masivas y tenebrosas evidencias. Su trabajo particularmente humanista y literario, se vio enriquecido en el desempeño como coordinador del Magazín (dominical) –publicación cultural de El Espectador-, donde campeaba una crítica rigurosa en la exploración y difusión de la actividad artística, científica y filosófica que alimentó el movimiento social en Colombia a tono con el resto del mundo. Junto con Marisol Cano, ejerció un periodismo cultural que hizo época entre los años 80 y parte de los 90 y le hizo merecedor del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1993. De entonces datan sus arengas o monólogos que le encaminaron al encuentro de los parajes ubicuos donde se pasea con toda libertad el maestro colectivo, Nadie, el interlocutor más idóneo, el mejor cómplice. En muchos de los poemas de Roca el paisaje se estrena, como hablando a alguien que ha perdido la vista; recuentos de estancias desde la visión de un pintor que en vez de pincel y oleos, témperas o acrílicos usa el lenguaje, fecundado con mezclas inauditas, contrastes y retos de matices. Buscando la carne del lenguaje lo ha amalgamado descubriéndole propiedades. Leo a Roca y veo la danza febril de unos dedos de escultor maniático, para quien los guijarros de la argamasa son los giros hacia una ironía mitigadora del delirio. Por momentos se toma el tiempo para endurecer lo dúctil y encontrarle sonido a lo que se expresa con rumor, silbido, estruendo, jadeo, crujido o resonancia, como si alguien hubiera roto un collar de falsas perlas,/ a las puertas de la tarde se desata el granizo. Haciendo expansivos rastreos sea en lo frondoso del paisaje dando sonido a las sombras o liberando el aroma de la hierba; sea en el receloso corazón humano donde el miedo de abrir es aldaba. Como si se hubiese atribuido la misión de traer los museos legendarios a sus poemas para un pueblo que de otra manera no los conocería, mantiene una tozuda plática con esos ingenios universales especie de gramáticos embadurnados de sustancias cromáticas a cambio de glosarios para nombrar el espectro de rostros humanos de ángeles a demonios. Lecciones de arte fabuladas que nos hablan del último pintor bizantino Giovanni Cimabue y su alumno Giotto; de Brueghel y su maestro Hieronymus Bosch; de Van Gogh y Gauguin; de Goya, Modigliani, Max Ernst, Munch, y de muchos otros rastreadores melancólicos deslumbrados por la perfección plástica. Juan Manuel ha explicado que esta veta temática se debe más “a un azar que a un asunto programático, pues son muy fuertes los lazos, cosidos con hilo de cáñamo, que existen entre la imaginería poética y la imaginería pictórica”. Se llega a sus libros a una relectura de literatura y realidad con sus hitos alegóricos (Job, Sherezada, Macbeth, Mefisto, Charlot, Pedro Páramo) como a una tertulia y título a título ya no sólo con creadores, sino con afiladores, bailarinas, pandilleros, anticuarios, relojeros, adivinos, picapedreros y hasta con el viejo drogo, el sol o el no menos triunfante polvo. Todos videntes, ciegos o mudos, oficiantes visibles, y por supuesto Nadie, reunidos en el ritual del amanuense que como dice la votación por mayoría del jurado de Casa de América de Poesía tiene el dominio formal, la sólida estructura de la obra y la variedad de registros en la aproximación lírica a la realidad. Roca ha recibido numerosos premios de poesía, entre los que cuales están el Premio Nacional de Poesía Ministerio de Cultura 2004, el Premio José Lezama Lima otorgado por la Casa de las Américas y el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval en 2007 en lo que lleva corrido el milenio. Algunos de sus libros son: Memoria del agua (1973); Luna de ciegos (1975); Los ladrones nocturnos (1977); Señal de cuervos (1979); Fabulario real (1980); Ciudadano de la noche (1989, 2001, 2003); Pavana con el diablo (1990); Prosa reunida (1993); La farmacia del ángel (1995); Tertulia de ausentes (1998); Las hipótesis de Nadie (2005 y 2006); Testamentos (2008). Entre las publicaciones en otras lenguas hay que mencionar Korpens tecken, Ed. Simón Editor con traducción al sueco de María Kallin y Víctor Rojas; y Blindenmond – Luna de Ciegos, Ed. Delta traducción al alemán de Jona y Tobias Burghardt. Ángela García, mayo, malmö 2009
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Früher oder später /Tarde o temprano

Früher oder später /Tarde o temprano von Burghardt,  Juana, Burghardt,  Juana & Tobias, Burghardt,  Tobias, Hernández-D'Jesús,  Enrique, Pacheco,  José Emilio
JOSÉ EMILIO PACHECO wurde am 30. Juni 1939 in Mexiko-Stadt geboren. Seine Großmutter Emilia Abreu de Berny war die Märchen- und Geschichtenerzählerin seiner Kindheit und brachte ihm früh das Lesen bei. Das erste Buch, das er las, 'Quo vadis?', verlängerte er in seiner Phantasie mit selbsterfundenen Kapiteln, um den Schmerz zu überwinden, auf den Schlußseiten des Buches angekommen zu seien. Während seiner Schul- und Studienzeit begann er, zu schreiben und in Zeitschriften und Zeitungen zu veröffentlichen. Sein Vater, Anwalt und Notar, riet dem schüchternen Jugendlichen zum Jurastudium, um eines Tages sein Notariat Nr. 50 zu übernehmen und nicht als Schriftsteller am Hungertuch nähen oder nagen zu müssen. Doch schon bald, verstört von der Aussicht, als juristischer Handlanger im 'Krieg gegen die Armen' auf die falsche Seite der Gesellschaft zu gelangen, wechselte José Emilio Pacheco zur Philologie über. Neben dem Studium begann er bereits mit neunzehn Jahren seine unermüdliche Mitarbeit als Kritiker, Redakteur, Kolumnist und Herausgeber von mexikanischen Kultur- und Literaturzeitschriften, darunter 'Estaciones', 'Diálogos', 'Plural' und 'Vuelta', sowie Kultur- und Literaturbeilagen der Zeitungen 'Proceso', '¡Siempre!', 'El Heraldo de México' und 'Excelsior'. Er unterrichtete später Literaturwissenschaften und Poetik an Universitäten in Kanada, England und USA. Heute lebt er mit seiner Frau Cristina Pacheco, Schriftstellerin und Journalistin, in Colonia Condesa, Mexiko-Stadt. Die biographischen Zusammenhänge sind rasch aufgezählt, aber für den Autor und seine Leserschaft von nachrangigem Interesse, da sie 'eine Mischung aus Zufall und Schicksal' (Roberto Juarroz) im rasenden und rasanten Gefälle der Zeit darstellen. Darunter verbirgt sich der schöpferische Ausdruck im halboffenen Raum der Poesie. Und diese Intensität des Lebens verstärkt sich ihrerseits durch die Intensität des Lesens – oder auch umgekehrt. Hierin gibt es ebenfalls eine gewisse Ähnlichkeit mit dem argentinischen Dichter Roberto Juarroz (1925-1995), wozu die Präzision der poetischen Sprache und die poetologische Passion, aber auch die Nichtzugehörigkeit zu einer Gruppe oder Bewegung und die Abwesenheit vom Literaturbetrieb zählen. Von Anfang an verzweigen sich Pachecos schriftstellerische Obsessionen in vier Bereiche: Poesie – Essayistik – Übersetzung – Prosa. Der erste ist gleichzeitig der zentrale Bezirk: das Gedicht. Was der mexikanische Dichter Efraín Huerta (1914-1982) über sein Lyrikdebüt 'Los elementos de la noche' (Die Elemente der Nacht), im Januar 1963 in Mexiko erschienen, geschrieben hat, bleibt weiterhin gültig, nachdem inzwischen mehr als zwölf neue Lyrikbände vorliegen: 'Die Gedichte von José Emilio Pacheco weisen formale Perfektion und inneres, gefühlsmäßiges Beteiligtsein auf. Es gibt in dieser Poesie eine Sehnsucht, ein Glühen, die Suche nach Farbe, nach Geheimnissen, die Verfolgung des richtigen Wortes. Des richtigen Tons. (Wer ist schon fähig, seine wahre Stimme gefunden zu haben?)' Mit seinem dritten Band 'No me preguntes cómo pasa el tiempo' (Frag mich nicht, wie die Zeit vergeht), Gedichte 1964-1968, den er 1969 veröffentlichte, begann eine entscheidende Entwicklung, die den philosophischen Blick des Frühwerks um eine existentielle und kritische Dimension erweiterte, seine ethische Sicht ästhetisch verbriefte und die Leidenschaft der poetologischen Meditation entzündete. Der dreißigjährige Pacheco erhielt für seinen dritten Gedichtband den mexikanischen Nationalpreis für Poesie. Hier setzt nun auch die vorliegende Werkauswahl aus fast vierzig Jahren ein, die vom dritten bis zum zwölften Band mit dem Titel 'Siglo pasado' (Vergangenes Jahrhundert), Gedichte 1999-2000, geht. Die konstanten Themen - die Zeit und der Tod - erhellen in ihren aleatorischen Variationen seine düsteren Intuitionen: der Staub, das Meer, die Erinnerung. Eine mahnende Rolle spielen die einfühlsamen und bisweilen buddhistisch anmutenden Tiergedichte, die 1998 in Mexiko mit Zeichnungen des Künstlers und Malers Francisco Toledo unter dem Titel 'Album de zoología' zusammengestellt wurden. Von bestürzender Aktualität ist der apokalyptische Zyklus 'Las ruinas de México' (Die Ruinen von Mexiko) aus den achtziger Jahren, der in Auszügen berücksichtigt wurde, angesichts der globalen Umwelt- bis Nuklearproblematik, etwa die verstärkt auftretenden Vulkantätigkeiten und Erdbeben weltweit – wie jüngst die verheerenden Katastrophen in Chile, Haiti, Sumatra, Salomonen, Italien, Türkei, Neuseeland, Japan oder an der US-Ostküste. Als würde unser Planet vielleicht nicht antworten? Noch anders gesagt, in den präzisen Worten von Octavio Paz: 'Die Gedichte von Jose Emilio Pacheco schreiben sich nicht in die Welt der Natur ein, sondern in die der Kultur, und innerhalb dieser in ihre Hälfte aus Schatten. Jedes seiner Gedichte ist eine Hommage an das Nein; für ihn ist die Zeit die treibende Kraft der universellen Zerstörung und die Geschichte eine Ruinenlandschaft. Pacheco rühmt den Sieg der Natur (des Regens) über die Kultur (die Stadt). Aber transfiguriert er sie nicht, während er sie rühmt, verwandelt er sie nicht in das Wort oder, wie er sagt, in ›schnelle Musik, Kontrapunkt von Wind und Wasser‹?' ('Vuelta', Heft 29, April 1979) Der mexikanische Dichter José Emilio Pacheco erhielt u.a. den Premio Xavier Villaurrutia (1977), den Essaypreis Malcolm Lowry (1992), den Literaturpreis Mexikos (1993), den lateinamerikanischen Lyrikpreis José Asunción Silva (1994), den Premio Mazatlán (1999) und den Premio José Fuentes Mares (2000), den Iberoamerikanischen Literaturpreis José Donoso (2001) der chilenischen Universität in Talca, den Premio Octavio Paz (2003), den Premio Ramón López Velarde (2003), den mexikanischen Premio Alfonso Reyes (2004), den Iberoamerikanischen Lyrikpreis Pablo Neruda (2004), den Internationalen Poesiepreis Federico García Lorca (2005) der andalusischen Stadt Granada, den Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) und den grandiosen Cervantes-Preis (2009), die höchste Auszeichnung der spanischsprachigen Literaturwelt. In den neunziger Jahren veröffentlichten wir erstmals zweisprachige Fassungen seiner Gedichte in der 'Frankfurter Allgemeinen Zeitung', die auf ein wunderschönes Echo stießen. Weitere Erstübertragungen erschienen u.a. in Europas Kulturzeitung 'Lettre', im Rowohlt-'Literaturmagazin' und in diversen Anthologien. Allmählich wurde seine Lyrik auch hier entdeckt und weithin geschätzt. Die vorliegende Übersetzung seiner Werkauswahl entstand seither und änderte sich aktualisierend im Verlauf der Überarbeitungen des Dichters, der regelmäßig an seinen poetischen Texten weiterschreibt. José Emilio Pacheco gehört zu den wesentlichen lateinamerikanischen Lyrikern der Gegenwart. Tobias Burghardt (Zwischenbericht)
Aktualisiert: 2020-02-09
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Somaris

Somaris von Burghardt,  Juana, Burghardt,  Juana & Tobias, Burghardt,  Tobias & Juana, Hernández-D'Jesús,  Enrique, Pereira,  Gustavo
GUSTAVO PEREIRA gehört zu den großen lateinamerikanischen Lyrikern der Gegenwart. Der venezolanische Dichter wurde im vergangenen Sommer mit der höchsten poetischen Auszeichnung der spanischsprachigen Welt geehrt, dem renommierten Internationalen Lyrikpreis Víctor Valera Mora vom Zentrum für Lateinamerika-Studien Rómulo Gallegos (Celarg), das auch den traditionellen Romanpreis Rómulo Gallegos auslobt. In der Begründung der Preisjury hieß es: 'ein Dichter wundersamer Epiphanien wie der poetischen Erfindung der Somaris – eine inspirierte und erleuchtende Gedichtform, die das vordergründig Ästhetische mit einer humanistischen Haltung, tiefer Weisheit, ironischen Tupfern und Erotik durchdringt'. Gustavo Pereira, geboren am 7. März 1940 in Punta de Piedras, Isla Margarita, wechselte in der Kindheit und Jugend mit seiner Familie mehrmals den Wohnort, mit fünf Jahren nach Puerto la Cruz, mit zwölf nach Maracaibo, wo er seine ersten Gedichte schrieb, und ein Jahr später wieder zurück nach Puerto la Cruz, wo er im nahegelegenen venezolanischen Barcelona weiter zur Schule ging, bevor er als Achtzehnjähriger in der Hauptstadt Caracas das Abitur ablegte und danach Jura und Literatur studierte. Als junger Anwalt verteidigte er in den turbulenten sechziger Jahren Arbeiter, Gewerkschaften und politische Häftlinge, veröffentlichte seine frühen Gedichtbände, für die er mehrere Lyrikpreise venezolanischer Universitäten erhielt, und wurde Mitbegründer der einflußreichen Zeitschrift 'Trópico uno'. 1970 wurde ihm der Lateinamerikanische Poesiepreis der Zeitschrift 'Imagen' zugesprochen. In jener Zeit entwickelte er poetologisch 'ein kleines, fähiges Instrument, um es mit dem Scharfsinn, den diese vielschichtige Gesellschaft verlangt, zu lesen.' Gustavo Pereira erfand dafür das Neuwort 'Somari': 'Mit diesem Wort wollte ich einen Gedichttypus benennen, der durch seine Kürze und zugleich durch seine Ungezwungenheit, seine Spontaneität gekennzeichnet ist.' Sowohl Erkenntnis als auch Erleben, Imagination, Rätsel, Traum, Wissen, Liebe und Erfahrung verschmelzen im Somari zur poetischen Möglichkeitsform und Gestaltfreiheit. 1982 promovierte er beim argentinisch-jüdischen Dichter, Essayisten und Humanisten Saúl Yurkievich an der Université Paris VIII Vincennes-Saint Denis in lateinamerikanischer Literatur und lehrte danach zwei Jahrzehnte venezolanische und hispanoamerikanische Literatur an der Universidad de Oriente in Barcelona, Anzoátegui. Sein Engagement als Dichter führte ihn 1999 als unabhängigen Kandidaten in den Nationalkongreß, der zur verfassungsgebenden Nationalversammlung wurde, in der er als Abgeordneter die kulturellen und indigenen Grundrechte in der Präambel zur neuen demokratischen Verfassung Venezuelas festschrieb. Im Jahr 2000 wurde er mit dem Nationalpreis für Literatur gewürdigt. Die Literaturbiennale der Karibikinsel Margarita trägt seinen Namen. Gustavo Pereira hat inzwischen mehr als dreißig Lyrikbände veröffentlicht, darunter befinden sich leitmotivisch annähernd 500 Somaris aus über 40 Jahren, verstreut auf bislang elf Einzeltitel, aus all denen rund die Hälfte hier erstmals zum eingehenden Kennenlernen vorliegt. Der Begriff 'somari' kann als Symbiose der Wörter 'soma' (Körper), 'mar' (Meer) und 'Mari', ein Frauenname, der aus der vorchristlich baskischen Mythologie stammt, gelesen werden und verbindet gleichsam metaphorisch die Grundelemente seiner zeitgenössischen Poetik, die sowohl wortmächtig als auch wortkarg mit sanften, aber zugleich subversiven Perspektivwechseln zu überraschen weiß. Auch das französische Adjektiv 'sommaire' beschreibt jene minimalistische und lakonische Blickrichtung: einfach, schlicht, flüchtig, kurz- bzw. zusammengefaßt. Bisweilen erinnern die Somaris mit ihrer universalen Strahlkraft an fernöstliche Lyrikminiaturen, obwohl keinerlei metrische oder spezifische Merkmale übereinstimmen, an Gedichte der Tang- und Ming-Dynastien, an die indigene Poesie, an arabische, persische und afrikanische Gedichttraditionen, ebenso wie an antike Texte, etwa des lateinischen Dichters der Iberischen Halbinsel Marcus Valerius Martialis oder auch Catulls, und mancherlei ost- wie westeuropäische Klassiker der Moderne, die er neben den großen lateinamerikanischen Dichtern wie Rubén Darío, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, César Vallejo, Nicanor Parra, Octavio Paz, Roberto Juarroz, Juan Gelman und José Emilio Pacheco mit Begeisterung las. Zu seinen Publikationen zählen zudem historische Schriften, indigene Forschungen und ein magischer Gedichtzyklus mit dem Titel 'Emeruk' (Lieder) in der Sprache der Pemón-Indios aus der Großen Savanne im Süden Venezuelas. Seine Werke wurden ins Arabische, Englische, Französische, Italienische, Portugiesische und Koreanische übersetzt. Die originäre Poesie des venezolanischen Dichters Gustavo Pereira schreibt sich in das universelle 'Konzert' der Stimmen ein: 'Sie alle schrieben das BUCH miteinander' (Gonzalo Rojas). Tobias Burghardt (Biogramm)
Aktualisiert: 2020-02-09
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Poesie und Wirklichkeit /Poesía y realidad

Poesie und Wirklichkeit /Poesía y realidad von Burghardt,  Juana, Burghardt,  Tobias, Hernández-D'Jesús,  Enrique, Juarroz,  Roberto
'Poesie ist die Rettung vor jenem unerklärlichen Sturz (in den Wahnsinn).' Roberto Juarroz Die Edition Delta legt nun einen Essayband der Poetik des großen argentinischen Dichters vor. 'Die Poesie verlangt nicht weniger als das Leben', ist seine Maxime und er belegt diesen Satz mit der Geschichte von einem Dichter, der in einem Gefängnis gequält und gedemütigt wird. Er soll unterschreiben, er sei kein Dichter mehr, dann werde er entlassen. Er weigert sich, unterschreibt nicht und geht zurück in die Zelle. Juarroz legt in präzisen Sätzen seine Haltung dar. Mut und Poesie gehören zusammen. Leben gibt es nur im Zusammenhang mit beiden Elementen. Tobias und Juana Burghardt haben diesen Essayband übersetzt und herausgegeben. Matthias Ulrich
Aktualisiert: 2020-02-09
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Die Piatock-Akademie /La Academia de Piatock

Die Piatock-Akademie /La Academia de Piatock von Burghardt,  Juana, Burghardt,  Tobias, Hernández-D'Jesús,  Enrique, Szpunberg,  Alberto
Das Buch ist ein Traum, der redliche, ernsthafte Traum einer besseren als jener krisengeschüttelten, grimmig-zynischen und in jeder Hinsicht gebeutelten Welt: der Traum von einer gerechten Welt, in der gewisse humanistische Traditionen und Entwicklungen innerhalb der jüdischen Kultur nicht allein für jene, sondern für alle Menschen zurückgewonnen werden können. Der poetische Traum entsteht aus der Zukunft, wiewohl er an die Vergangenheit gekoppelt wird und in der Gegenwart geschieht, indem er unverblümt im Zeitenkreis oder Rad der Zeit webt. Wer ist Piatock? Es gab ihn wirklich. Er war vor rund hundert Jahren ein paríkmaker, ein Friseur und Perückenmacher, im osteuropäischen Schtetl Berdytschiw, einem kulturellen Knotenpunkt für Juden, Polen und Ukrainer seit dem 17. Jahrhundert bis zur Shoa. Piatock war neben seinem Handwerksberuf als Haareschneider und Bartscherer sehr hilfsbereit, wenn es etwa darum ging, eine Latrine mit bloßen Händen zu reinigen oder die Jauchegrube mit der Forke auszuheben und – im wahrsten Wortsinn – den Karren aus dem Dreck zu ziehen. Er hatte ein Händchen und gutes Gespür für Pferde, denen er ins Ohr flüsterte, manche meinten: 'vielleicht ein Gebet.', andere zweifelten eher: 'besser ist‘s, nicht zu wissen.' Jedenfalls war er für jede Notlage und jedes Elend stets tatkräftig und herzensrein zu haben, um mit seiner bescheidenen Mühe dem Weltenlauf die Bürde dieses entscheidenden Augenblicks leichter ertragbar zu machen, kurz gesagt: dem Barbier von Berdytschiw oder naiven Figaro der Nächstenliebe eilte der mehr nutzbringende als liebevolle Ruf eines weltfremden Hinterwäldlers voraus, wenn nicht gar derber: eines sonderbaren Dorftrottels, eines schrägen Hanswursts vom Jahrmarkt, eines warmherzigen dummen Augusts, der sich ansonsten mit der Geringachtung und dem Scheitern abgefunden zu haben schien. Der Vater des 1940 in Buenos Aires geborenen Dichters Alberto Szpunberg war Uhrmacher und floh im frühen 20. Jahrhundert aus seinem Geburtsort Berdytschiw vor der Armut, dem Kriegsgeschrei und den zaristischen Pogromen nach Argentinien, wo er ein bißchen später gerne seinem Sohn von der fernen Heimatstadt erzählte, in der Berühmtheiten wie Balzac gelebt hatten, der in Berdytschiw seine Geliebte, eine russische Gräfin, die gerade verwitwet war, heiratete, wo der polnisch-britische Schriftsteller Joseph Conrad, der jiddisch-russische Dichter und Erzähler Pinchas Kahanowitsch, der ukrainisch-amerikanische Pianist Vladimir Horowitz und der russische Schriftsteller und Journalist Wassili Semjonowitsch Grossman das Licht der Welt erblickten oder der chassidische Rabbiner und Zaddik Levi Jizchak ben Meir von Berditschew (in der russische Schreibweise des galizischen Schtetls) predigte und den Reichen bisweilen ins Gewissen sprach, wenn er ihnen vorhielt, 'die Matzen für das Pessachfest mit dem Schweiß der unterbezahlten Arbeiter zu kneten.' Als der letzte Zar Nikolaus II. nach der Februarrevolution abdankte, lief im Schtetl die Intelligentsia auf die Gassen und sang die Marseillaise, denn kaum jemand, weniger noch Piatock, der weniger als niemand war, konnte die Internationale singen; nur sehr wenige wußten dort vielleicht schon, sie vor sich hinzusummen. Die Französische Revolution von 1789 erreichte Berdytschiw schließlich erst 1917. Bald gehörte das Städtchen zur Ukraine, Polen oder Rußland und wurde vom Dritten Reich besetzt. Die Sehnsucht nach Gerechtigkeit und der Traum von großen Ideen, die die Welt bewegen, beflügelten und erhitzten die Gespräche mit dem Vater, der immer wieder darauf beharrte, daß 'die Welt nicht eher gut in Gang kommt, bevor sie nicht von der Platonischen Akademie regiert wird'. Alberto Szpunberg konterte mit jugendlicher Begeisterung: 'Platon? Nein, Papa., sondern Piatock! Die Welt muß in die Händen der Piatock-Akademie gelegt werden!' Die höchsten Ziele sollten von einfachen Menschen beraten werden: 'von ganz unten'. Allein Piatock, der Hinterweltler, könnte die Gültigkeit von Vernunft, Schönheit und Gerechtigkeit für alle sicherstellen. Mit dem Literaturstudium des Sohnes in Buenos Aires, bei dem er Jorge Luis Borges kennenlernte, dem Widerstandskampf in der Brigada Masetti, der Stadtguerilla, dem Militärputsch der argentinischen Gorillas vom 24. März 1976, dem Untergrund, der Flucht mit seiner Frau und ersten Tochter, dem Exil in Spanien und der Rückkehr nach Argentinien, entstand allmählich 'Die Piatock-Akademie' zwischen Legende und Witzeleien als sein poetischer Entwurf und persönlicher Beitrag zum 'Tikkun Olam', der Reparatur der Welt oder Weltverbesserung, wie es in einer Mitzwe des rabbinischen Judentums von den verzweifelten Kabbalisten im Mittelalter aufgegriffen wurde, um ein für allemal mit den inquisitorischen Verbrennungen aufzuhören, den eigenen und anderen. Piatock feierte natürlich den Schabbat und arbeitete samstags folglich nie, die Muße und Faulheit war ihm religiöses Gebot, weit bevor Paul Lafargue, ein Schwiegersohn von Karl Marx, sie zum Grundrecht erklärt hat. Piatock hielt sich jedoch ebenso an das heilige Gebot des Lebens, daß ihm und seinen Familienangehörigen beim Einmarsch der Nazi-Wehrmacht keinen Freitod erlaubte; gerade 15 Berdytschiwer Juden überlebten. Piatock heißt außerdem der Kater der jüngeren Tochter der Dichters, die im katalonischen Exil geboren wurde, und maunzt mitunter, obgleich er niemals durch die Berdytschiwer Gassen streifte, auch mal auf Jiddisch: ich hob gesén a ßach sachn in main lebn. Nach der bitterbösen politischen Erfahrung in der guevaristischen Linken, dem Verschwinden von 30.000 Menschen durch den Staatsterror der letzten Militärdiktatur 1976-1983 und dem Scheitern des revolutionären Projekts in Argentinien, das weltweit auch keineswegs erfolgreich war und schlußendlich versandete, kam in ihm das Bedürfnis eines tiefgründigen Neuentwurfs auf, der sich in einzelnen Gedichten ausdrückte, die nach und nach mit der Stimme einzelner Mitglieder der Piatock-Akademie sprachen, als befänden sie sich in einer ständigen Versammlung und nähmen den alten Traum der Pariser Kommune erneut auf, der selbst in den Stadtviertelversammlungen 2001 in Buenos Aires auflebte. Darunter befinden sich Gestalten wie der Hungrige Kabbalist, der stottert ('mit schwerem Mund'), der Musiker César Stroscio am Bandoneón, der verschwundene Dichterfreund Miguel Ángel Bustos, ein 'Luftmensch' wie der blaue Geigenspieler von Marc Chagall, ein Rabbiner in Lumpen, den es nach Ñancahuazu auf der Suche nach Che Guevara zieht oder der Bakuninsche Botaniker. Bei jeder einzelnen poetischen Wortmeldung kommen die jeweiligen Bedenken, Vorschläge und Sorgen auf den Tisch, erneute Handzeichen sowie Diskussionen miteinander. Der Mathematiker Merkell, bei dem man hier auf unerklärliche Weise an die Regentschaft der Physikerin Merkel denken könnte, warum auch nicht, möchte ja glauben machen, daß 1 + 1 nicht 2 sind. Der Glasarbeiter entdeckt den Zusammenhang zwischen den Glasscherben, die jeden Tag seine Hände verletzen, und dem Wüstensand, den er seit dem langen Marsch aus der Lohnempfänger-Sklaverei ins Gelobte Land durchquert, jenem eher befreiten, denn kartographierten Gebiet, in dem selbstverständlich für alle Milch, d.h. Nahrung, und Honig, d.h. Süße, ebenfalls eine unentbehrliche Lebensgrundlage, fließen würden. Der rote Faden bleibt einstweilen Piatock vorbehalten, der immer wieder bereitwillig ansetzt, trotz seiner unermeßlichen Welterfahrung eine weitere, bislang ungeschaute Nuance im komplexen Weltenrund zu entdecken, die eine winzige Drehung mehr Schrecken oder Staunen hervorruft, welche das Leben fortlaufend beschert. Mehrfach ergreift der Bibliothekar der Akademie, Reb Arieh Leib ben Naftule, das Wort, der in längst gelesenen Büchern blättert und diese neu betrachtet, in echten Werken wie 'Das Kapital' oder 'Das Kommunistische Manifest' von Marx oder in alten Schriften, teils apokryphen, teils ungeschriebenen, teils erfundenen wie 'Das Buch des Feuers', 'Das Wolkenbuch' und manch andere. Zumal die Versammlung demokratisch und alle beteiligend ist, kommt auch das Pferd von Piatock zu Wort und erzählt von seinen Träumen und Alpträumen, wiehert seinen Liebeskummer, was andere Anwesende kommentieren und ausdeuten. Die Debatten der Piatock-Akademie speisen sich aus zwei wesentlichen Überlegungen, die den argentinisch-jüdischen Dichter maßgeblich bewegen, wie er eigens betont: 'die tragische Krise (Letzter Verfall? Manchmal verzweifle ich.) des jüdischen Humanismus in den von erzrechten Regierungen Israels besetzten Gebieten Palästinas und die tragische Erfahrung des bewaffneten Kampfes in Argentinien. Beide Bezüge erlauben mir, zwischen dem philosophischen Hintergrund der ewigen Träume von einer besseren Welt (das 'Gelobte Land') und den politischen Praktiker der Linken, seit der Pariser Kommune bis heute, hin- und herzugehen – besser gesagt: sie bringen und tragen mich genau dazwischen. Wenngleich beide Motive im Grunde eine gleiche Reflexion darstellen.' Die poetische Fortschreibung zeigt Spuren von Spruchzeilen und Versen, ähnlich der Bibel und dem Talmud oder dem Werk von Walt Whitman, jenseits des Diskursiven, und verknüpft sich hin und wieder bildhaft mit erzählerischen Elementen oder Episoden der Weltgeschichte, etwa der Erstürmung des Winterpalastes, der Erhabenen Unruhe von Artigas, den Folterkammern der argentinischen Diktatur, den 'Verschwundenen' oder den Müttern der Plaza de Mayo, sowie der privaten Geschichtsschreibung der Einzelnen, wozu das Ausüben und Erleiden von Gewalt, Gefängnis, Folter, frustrierte Liebe und beschämende Entlohnung gehören. Eine religiöse Empfindung, sei sie konfliktiv oder harmonisch, übergeht niemals, sondern verbindet immer wieder das Persönliche und das Allgemeine, den Zweck und die Mittel, die Träume und die Wirklichkeit, die kollektive Gestaltung und die persönliche Freiheit, den Verstand und den Wahnsinn, die Macht und die Demokratie, den Verursacher und das Opfer oder den Befehl und den Gehorsam. Mit der ersten These seines Werkes 'Über den Begriff der Geschichte' versucht Walter Benjamin, auf die Wesensverwandtschaft (im Sinne von Max Weber) zwischen Theologie/Religion (dem jüdischen Messianismus) und dem historischen Materialismus (Marx) hinzuweisen, die in zahlreiche Schriften von Adorno, Horckheimer, Habermas, Gershom Scholem, Yosef Hayim Yerushalmi und Michael Löwy einfließt. Gegenüber den fortschrittsgläubigen, linearen Zeitläuften, gemessen in Fünfjahresplänen, bekannte sich Benjamin zur qualitativen und vielschichtigen Zeit der stets offenen Geschichte, die nicht nur aus der Zukunft, sondern auch mit der Vergangenheit webt und somit erst gemeinsam die Gegenwart aperspektivisch erneuernd mitgestalten kann. Eines schönen Tages schloß Alberto Szpunberg die Versammlungsakten der Piatock-Akademie, der er selbstredend angehört: 'Auf bedrückende Weise empfinde ich die Tragödie Palästinas wie eine Wasserscheide. Die ethische Neubesinnung angesichts so vieler bleierner Übergriffe ist für die Juden aus allen Winkeln der Welt unbedingt nötig, beginnend mit Israel selbst, beginnend bei mir selber. Im Zusammenhang mit dem Gebot 'Zachor: Erinnere dich!' sollten wir uns mit aller Wucht und Konsequenz erinnern, als ob im selben Augenblick des Erinnerns das Erinnerte lebendig würde, und uns dabei bewußt machen, daß kein Verbrechen – schon gar nicht und noch viel weniger die Shoa – ein anderes Verbrechen rechtfertigt. Er geht nicht darum, Schrecken zu vergleichen, zu messen, zu verbuchen oder abzuwägen: wenn sich das Opfer in einen Verursacher verwandelt, verbleibt die Macht – verfluchte Beilschneide – in den Händen des Henkers. Und in diesem Sinne ist die folgende Zitatstelle aus dem Talmud Jerushalmi universal eindeutig und klar: Wer einen einzelnen Menschen rettet, hat gleichsam die ganze Welt gerettet!' In den Debatten der Piatock-Akademie klingen darüber hinaus Wortsplitter, Gedankenblitze und Satzfragmente der 'Linken' wider, die inmitten der aktuellen Verwirrung selten ihr eigenes Scheitern thematisiert und nun doch einmal überprüfen kann, welche gemeinsamen ethischen Werte die Menschen überhaupt auf die Straßen treiben. Nicht nur Palästina und Israel, sondern alle, würde Piatock an dieser Stelle gerechterweise einwerfen, verlangen unwiderruflich danach. Wenn jedoch der jüngste Piatock, der katalanische Kater, an Wänden und Möbeln kratzt oder geschickt dem Jagdinstinkt frönt, grübelt der Dichter der Piatock-Akademie, ob diese Obsession der 'Weltverbesserung' jedem Schicksalsschlag widersteht. Alles wird sich wohl hinauszögern. In der Zwischenzeit erschien bereits 'Die Piatock-Akademie' in Venezuela und Argentinien. Auf Hebräisch sind gerade erste Übersetzungen daraus in Tel Aviv gefertigt worden. In Prag und Dresden las Alberto Szpunberg letzten Spätsommer vor ergriffenen Zuhörern, die sehr bald begriffen, ein traumhaft scharfsinniges Lyrikwerk kennenzulernen, das von einem engagierten Schriftsteller geschrieben und gelesen wurde, der schon mancherlei Dinge in seinem bewegten Leben gesehen und erlebt hat. Eine Piatock-Auswahl veröffentlichte die Zeitschrift 'Ostragehege'. Die Werkauswahl 'El viento a veces es como todos – Der Wind ist manchmal wie alle' (Edition Delta, Stuttgart 2008) mit Gedichten aus den Jahren 1962 bis 2007 schließt mit seinem Biogramm. Tobias Burghardt (Der Barbier von Berdytschiw)
Aktualisiert: 2020-02-09
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